El deseo es
una realidad tanto social como personal. Pero sobre todo es una cualidad humana
que se alimenta de los sentidos, de si mismo. Por eso, igual que no nacemos
mujeres sino llegamos a serlo, tampoco nacemos sujetos-objetos deseoso sino que
los vamos construyendo. Los deseos entienden de seres atrayentes y no de
normativas sociales o de modas estéticas. Pero vivimos en un contexto hostil
para el deseo, que lo intentan convertir en un “producto” consumible y cuando
se expresa de forma “auténtica” se rechaza.
La sexualidad en todas sus expresiones ha sido negada, juzgada y
patologizada desde sus primeros acercamientos científicos y jurídicos. Las
ideas de la antigua Grecia quedan supeditadas a los acercamientos posteriores
que se han realizado desde la Psiquiatría y Enfermedades Nerviosas y marcada
por monstruos sexuales como el Marqués de Sade.
La erótica
es la emoción que nos hace libres y podrá crear una sociedad basada en el
cuidado y la libertad.
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