Es hora
de reconocer que “la sexualidad ofrece más valores que miserias” y
superar la idea de que es algo sucio, peligroso o que el deseo genera
conflictos. Hemos vivido una cultura sexual enmarcada en un conjunto de normas
que permiten, castigan o patologizan el propio deseo, marcado por la culpa y el
prejuicio. La realidad es que en
materia de sexualidad, la pluralidad de las formas de vivirla es tan variada
como personas existimos. Además de un valor, lasexualidad es una cualidad humana y la experiencia
profesional me muestra que sigue siendo una forma de valorar el grado de
libertad de nuestra sociedad.
El proceso de sexuación es personal y único, y cuando el entorno
reprime, juzga o no colabora en el desarrollo de la sexualidad las personas
podemos tener dificultades para vivirnos o apañarnos bien. La falta de
deseo, los celos, las rupturas, los problemas de erección, la mala
comunicación, la rutina, el deseo homosexual.... son diversas las dificultades
sexuales.
La única propuesta es vivir la
sexualidad, vivirla no es tener orgasmos o multiorgasmos, ni tener pareja, ni
tener roles sociales binarios de seducción (butch-femme), ni fantasear con
mi vecino, ni inventarnos el tercer sexo, ni negar la identidad sexual.
Vivirla es valorarla y cuidarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario